¡Las tomas de Vida Guerra en la oscuridad hacen nuestra Portada Nº100!
Me gusta mucho hacer sesiones con Vida. Es una absoluta profesional, tanto, que a veces incluso no parece que estemos trabajando. Ella se ocupa de los suyo y yo de lo mío y ambos lo hemos hecho ya más de 1000 veces. Así que cuando el editor de la revista de Vida (ahora ella misma aparece en el título completo), se puso en contacto conmigo para hablarme sobre su concepto “a oscuras”, pensé “Bueno, aquí tenemos algo nuevo e interesante.”
Para empezar, siempre he fotografiado, no solo a Vida, sino a casi todas mis modelos o en el estudio o en exteriores a la luz del día. Ahora de repente, el tema iba a ser predominantemente en exteriores nocturnos, por lo que tenía que empezar a usar la creatividad – en especial la técnica. Decidí, entonces, echar un vistazo en mi “vieja bolsa de trucos cinematográficos” y sacar todos los clásicos típicos de las “tomas nocturnas”: la máquina de niebla, siluetas, paisajes urbanos desenfocados, etc.
Cerramos el Highlands club de Los Angeles durante el primer día (estaba diluviando y mi pobre ayudante Ashley se resbaló 🙁 y se cayó del elevador); a pesar de eso, la sesión fue relativamente tranquila hasta una hora antes de recoger. Estábamos haciendo las tomas de la portada (cabaret en el escenario con humo), y nuestra máquina de niebla activó los detectores de humo de todo el complejo. Aunque me disculpé ampliamente con el Cuerpo de Bomberos de LA, uno se pregunta cómo el club no los había desconectado por la noche. ¡Malditos bichos sensibles!
El segundo día realizamos la sesión en una casa en la zona superior de Studio City, con una vista indescriptible. El dueño era, digamos, un poco excéntrico. Naturalmente, con la fría temperatura de Octubre, forcé a Vida a meterse en la piscina (soy horrible, lo sé). Mi montaje favorito, no obstante, fue su look en lencería en seco. Indiqué a mis ayudantes que colocaran algo de neblina al fondo, pero el viento era tan fuerte que desaparecía en segundos. Les señalé que lo pusieran a toda potencia, y entonces, de repente el viento se detuvo y, ¡claro!, la niebla era tan espesa que no podía ver a Vida. Así que, para reírnos un rato, hice una toma de prueba – y me enamoré al instante de ella. Se veía vagamente su silueta y al mismo tiempo estaba rodeada de un resplandor etéreo. ¡Magia pura!
Aunque no lo sabía en aquel momento, estábamos fotografiando lo que sería mi portada de revista número 100. Aun no siento que mi carrera haya sido lo suficientemente larga como para mirar hacia atrás, pero momentos como estos ofrecen una gran oportunidad para parar, reflexionar y reordenar tus nuevos objetivos.
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